Voy a confesar algo, aunque la verdad es que es algo muy tonto y que casi no tendría que entrar dentro del apartado de confesiones, cuando estoy cansada, agobiada o me siento enferma, me conecto a internet y busco destinos turísticos apetecibles, la mayoría de las veces son casas rurales en lugares lejanos y tranquilos, y aunque sé que seguramente no iré nunca, me conforta la idea de su existencia y que puedo ir en cualquier momento.
Y precisamente haciendo eso, tropecé con un destino precioso, y en el que me sorprendió una de las características del alojamiento, no conocía el concepto y he tenido que investigar un poco, allí podría disfrutar de la "mesa de huéspedes".
Desde antiguo, se llama así a la gran mesa común, que había en las fondas y en la que cada huésped tenía su sitio, según la hora de llegada de las diligencias, y donde se comían los platos que el posadero y sus ayudantes preparaban durante todo el día.
Perduraron las mesas de huéspedes durante mucho tiempo en las pensiones familiares y de estudiantes, donde las comidas se servían a horas fijas.
En el momento que la fonda y la posada desaparecen y, se transforman en hoteles y restaurantes, los comensales dejaron de compartir mesa, comida, conversaciones e intimidad, ya que son servidos en mesas particulares.
A finales del siglo XVIII, Sébastien Mercier, un popular escritor francés, dio la siguiente descripción de una mesa para huéspedes
Las mesas de huésped son insoportables para los extraños, pero no tienen otras. Hay que comer en medio de doce desconocidos. El que está dotado para una cortesía tímida no puede acabar de comer lo que paga. El centro de la mesa, donde se colocan los platos de resistencia, está ocupado por los habituales, que se apoderan de esos lugares importantes…Armados de infatigables mandíbulas, devoran a la primera señal. Desventurado del hombre lento que mastica los pedazos.
Hoy en día y en algunos tipos de alojamientos sobre todos rurales, se está volviendo a recuperar la mesa de huéspedes, con la intención de ofrecer al cliente un extra en el servicio de alojamiento, dando por un lado la oportunidad de entablar relaciones cercanas tanto con los propietarios del alojamiento, como con el resto de huéspedes y por otro aportando un extra gastronómico, ya que se suelen preparar menús de gran calidad, con platos típicos de la zona y con productos artesanos, ecológicos o biológicos.
Foto | TopRural
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Fuente: http://www.directoalpaladars.com/
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